-
Arquitectos: Yemail Arquitectura
- Área: 51 m²
- Año: 2022
-
Fotografías:Mateo Pérez
-
Proveedores: EnTierra
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En los abruptos filos de la montaña rocosa que contiene el lago de Tota, a 3015 metros sobre el nivel del mar, se encuentra Punta Casitas. Justo en ese límite donde la vegetación de semipáramo se desvanece, hemos querido experimentar la fuerza mística del objeto perdido en el paisaje. Y es que esa cadena de intentos previos que nos trajo hasta acá nos hace sospechar que, aunque no existan dos iguales, cada refugio es capaz de contenerlos a todos. Esto significa que la historia de una cabaña es la historia de todas las cabañas y que, aunque sea por un instante inconsciente, pueden remover la profundidad de nuestra memoria hasta el sueño del vientre, el primer refugio humano.
A veces, en la arquitectura más modesta, encontramos un lenguaje para reflexionar sobre el mundo. Y nos recuerda que no hay proyectos pequeños, sino que la escala de las cosas es solo una cuestión de la perspectiva de los ojos que las miran.
La aproximación comienza en ascenso por un camino que lleva a un espacio semicubierto en un nivel intermedio justo antes del descanso que conecta al baño, desde donde hay un paso hacia una tina industrial protegida por dos caras y enfocada hacia la lejanía. Al descender, las áreas sociales se integran, incluyendo la cocina, el comedor y una terraza suspendida, contenida solo por una baranda tubular que también es banca, en lo que es una provocadora síntesis del interior con el paisaje circundante. Hacia arriba, una especie de tatami sirve de parada previa hacia un escritorio suspendido en el vacío de la escalera. Al final, la habitación principal se define por un ventanal que media con la inmensidad incuestionable del lago.
Más allá de la silueta encallada sobre el precipicio, en su esencia, existe una deuda con la arquitectura naval. Esto tiene que ver con la distribución vertical de un volumen compacto que superpone espacios en tres niveles para maximizar los metros cúbicos; o con la expresión de los detalles en la ornamentación que comparte el espíritu náutico. Pero, sobre todo, conque está hecha por las manos de artesanos provenientes de comunidades que han vivido muchas vidas en las inmediaciones del Lago de La Cocha en Nariño.
La materia de la que está hecho este refugio resuena con la vida primitiva y la naturaleza circundante. Una cubierta de grandes aleros sostiene tejas de arcilla oscura que refleja visos como si fueran heridas de luz. El exterior está revestido con madera de pino amarillo, con un tono ámbar que reconocemos como fruto de la alquimia y el azar del tiempo; en el interior, se exhibe natural en diálogo con tuberías, mecanismos, tapetes tejidos y lámparas de barro de La Chamba, fabricadas por la marca EnTierra.